jueves, 28 de octubre de 2010

contaminacion industrial

Desde que comenzó el desarrollo de la industria química, se calcula que se han producido y diseminado en el medio ambiente aproximadamente 100.000 nuevas sustancias químicas. Además, cada año esta cifra se va incrementando en 1.000 nuevas sustancias. El conocimiento del impacto de estas sustancias sobre el medio ambiente y la salud humana es escaso y, en la mayoría de los casos, no existe.
Desde que estas sustancias se liberan al medio, se van acumulando en el agua, en el aire, en el suelo, en los alimentos e incluso en nuestros tejidos. Con el tiempo, actúan sobre ellos amenazando nuestra salud. Muchas de estas sustancias podrían ser extremadamente tóxicas para los seres vivos, pero la realidad es que no se conocen todavía sus efectos, ya que la gran mayoría todavía no se han estudiado.

Hemos creado un desarrollo industrial sobre el planteamiento erróneo de que el planeta puede asumir los altos niveles de contaminación a los que lo sometemos y a estas alturas estamos alcanzando un deterioro medioambiental sin precedentes. Las organizaciones ecologistas han advertido durante decenas de años de que es necesario un cambio en el concepto de desarrollo que definitivamente lo desvincule del deterioro medioambiental. Es urgente adoptar el principio de precaución y abandonar el modelo actual centrado en lo que llamamos soluciones de “final de tubería”.

Estas soluciones buscan reparar o “controlar” el daño en lugar de eliminarlo. Pero muchas sustancias químicas peligrosas no son controlables y terminan en los ríos, en los seres vivos acuáticos y así entran en la cadena alimentaria. Por eso, nos encontramos ahora con unos altos niveles de contaminación química en el agua y con cientos de sustancias sintéticas en los tejidos de los seres humanos. La depuración no es “la solución”, sino sólo una parte de ella. Carece de relevancia si no está acompañada de medidas desde el origen. Sólo no vertiendo sustancias contaminantes evitaremos que se acumulen en el agua.

La única vía de asegurar la vida de nuestros ríos y mares como recurso pasa por la producción limpia. Esto implica que no se utilicen sustancias peligrosas en los procesos de fabricación y que no se liberen sustancias peligrosas durante el uso de los productos ni cuando se convierten en residuo.

La degradación ambiental no se detiene sola y el desarrollo económico no tiene por qué potenciarla. El modelo de desarrollo actual tiene que dar un giro si no queremos contaminar un recurso cada vez más escaso como el agua y seguir propiciando la emisión de gases de efecto invernadero.


ludica y medio ambiente

la ludica y el medio ambiente

haciendo juegos sobre el medio ambiente, enseñando a las personas que no deben dañar el medio ambiente al contrario deben protejerlo por medio del reciclaje, la limpieza de las quebradas, y la tala de arboles.


juego ludico en relacion con el medio ambiente


"bolsa del medio ambiente"

en una bolsa se echan targetas contenedoras de lavores para el cuidado del medio ambiente, la unica regla es cumplir con el mandato de la targeta. si el participante no cumple debera pagar una pena y salir del juego.

Basura Tecnológica

martes, 26 de octubre de 2010

BASURA_TECNOLOGICA

Su volumen representa entre uno y cinco por ciento del total de desechos producidos en el mundo






Millones de toneladas de desechos tecnológicos, conocidos también como e-basura, se generan cada año en el mundo, sin que los gobiernos, fabricantes o usuarios tengan idea de qué hacer con ellos.

“El futuro ya nos alcanzó en el 2010, sin que estemos preparados para subirnos al tren de la tecnología, y sin saber qué hacer con sus desperdicios, que crecen a un ritmo acelerado”, señaló Lucía Andrade Barrenechea, académica de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la UNAM, y especialista en informática administrativa.

Debido a la corta vida de los bienes electrónicos, el volumen de esta chatarra, que representa entre uno y cinco por ciento del total de la basura producida en el mundo, sigue acumulándose.

Según un reporte de la Convención de Basilea, tratado internacional que se encarga del comercio mundial de los residuos tóxicos, entre 50 y 80 por ciento de los desechos electrónicos recolectados en Estados Unidos para el reciclaje, termina en alguna nación asiática, donde algunos de sus componentes se venden y otros, que son contaminantes, van a parar a ríos y campos.

Solución inmediata y urgente


En países como México, constituyen un grave problema; la solución debe ser inmediata y urgente porque, como advirtió Ted Smith, director de Silicon Valley Toxics Coalition, en poco tiempo podría derivar en un desastre ecológico.

Sin duda, la cultura de los productos no retornables acentúa este inconveniente, porque componentes de los innumerables aparatos electrónicos que se venden en el mercado no se pueden reciclar.

A diferencia de otras industrias, donde la contaminación ocurre durante el proceso de fabricación, en la de las tecnologías de la información, el principal producto nocivo es el artículo final en desuso.

Una sola batería de cadmio, ejemplificó, basta para alterar 600 litros de agua.

Con potencial económico


Sin embargo, como toda basura, la tecnológica (línea blanca: refrigeradores, hornos y lavadoras; línea marrón: televisores, videos, grabadoras y equipos de música, y línea gris: computadoras y celulares, entre otros) tiene un potencial económico, porque es comercializable.

Para eso, Andrade Barrenechea propuso aplicar a estos desechos el tratamiento de las “Tres R”, que consiste en reducir al máximo la producción; reutilizarlos, darles otro uso o encontrar a quien pueda dárselo, y reciclarlos o depositarlos en un punto limpio.

“De un teléfono celular, por ejemplo, cuya esperanza de vida útil es de dos años, en promedio, puede aprovecharse 90 por ciento de sus componentes, como la carcaza, la pantalla LCD, las piezas eléctricas, el cargador y la antena”, explicó

Responsabilidad social

Si bien el consumidor tiene la responsabilidad de deshacerse de manera apropiada de la chatarra tecnológica, las empresas fabricantes deben facilitarle el proceso y garantizar que los residuos tengan un final adecuado.

Andrade Barrenechea exhortó a promulgar leyes y regulaciones ecológicas, para que esas empresas y las personas sepan qué hacer con los desechos tecnológicos.

“Es importante, además, que el acopio de e-basura no sea un acto voluntario, sino obligatorio para las empresas, como sucede en Argentina, España y otros países”,
concluyó.